miércoles, marzo 17, 2010

Compte amb el vino. Puede transformarle en hombre-lobo.

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Me supo a divina gloria caida de nuestros más recónditos sielos.... Asin y todo ruego me disculpen la transformasión kafkiana que suelo experimentar durante las noches de luna llena... o bien cuando noto la cercana presensia de algún elemento blanqui-asúl o merengue. Pero hoy no pretendo asustarles con mis transformasiones más íntimas y personales. Hoy deseaba mostrarles el camino acerca de temas enólicos más que de otra cosa. Les hablo de cuando este pobre servidor cató su primer 'glopet' de vinillo. Era un vino baratico, asin como de la casa, un vino de escaso cuerpo y contraste, poco menos que vitriolo puro, y si se fijan bien, incluso teñido de morado. Madrededios, qué terriblemente asqueroso era su sabor y catadura. Si. Me lo vendieron a granel a cambio de cuatro perricas malcontadas, en el colmado de la esquina; todo fue que me lo sirvieron en botella de fong-vella de plástico de llitru i mig; me sentó 'com un tret al ronyó' al tastar el primer sorbet. Dios, pero qué asco, vaya vinito más repelente! Ese Dios Baco me hizo un rotundo corte de mangas por ser tan frívolo en cuestiones vitícolas y bien que le sobraria rasón pa haserlo. Mis esperansas fundadas de ser el mejor catador de mi barrio se fueron al garete, se esfumaron como soberano asucarillo en un breve plis-plas. Sóc un dasgrasiat.
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Adquirir y consumir esa espesie de brebaje maldito, semejante caldo teñido con sierto sabor a aguarrás, fue mi perdisión. Un producto enólico que paresia salido del meao de una gata en celo. Me siento profumdamente triste y desengañado. Si me habiera gastado los cuartos en un vinico deluxe, de calité, de mayor calado y bouquet, otro gallo cantaria. Avergonsado y hangruno, pobre de mis dineros tan mal invertidos me despedí del dueño del colmado enviándole a tomar por el santo culo. En futuras elecciones, puedo prometer y prometo, que me gastaré los séntimos en un glorioso Don Simón de caja-cartón, y si pudiere ser mejor en teta-brit. A buen seguro que me sentirá pero que mucho mejor. Quan el doctor em crida per allò que deixi el vinito barato me fot uns crits de aqui le espero, ustedes ni se lo imaginan lo que grita, el muy jodido espanta al más pintado. El atra dia, una mica més i m´agafa un farto del miocardo del crit que em va fotre, amenaçant-me que deixès el Don Simón. Jo estava tranquilet allà a la consulta del sr. Pantoja, prenent-me un cafetó amb llet semi-desdentada y de repente el galifardeu de su hijo que andaba por allá me va clavar una puntada de peu amb el seu putu sabató de cuir que gairebé em trenca.
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Jo suposo que anava per mi, el puntxot estava dirigit a un servidor, però no, anava directament pel seu fillol, passa que el senyor metge es va tivocar greument d´objectiu. Ara resulta que d´aquella gluriossa puntada de peu, quan fot mal dia, el genoll me fa molt de mal. A partir de ahora como algún puerco indeseable me proporsione una patada se las verá conmigo. Con o sin vino de por medio. A mí presisamente, aquestos mosalbetes petitons, gamberros i traïdors , criaturetas enanas, hombres-lobo venidos del lado oscuro, hijos del mal, a la prósima y sin dudarlo, les endiñaré un sopapo de aquí le espero en sus inosentes galtas. Y como sean hijos de fatxa pues ya ni les cuento. Marededéu, a més criden pels descosits, vomiten, fan pudor, quan es moquen foten ruido, son escandalossos, i de tan en quant es pot trobar amb alguno cuyo padre sea acérrimo seguidor del pudrit. Vamos, lo que faltava! Ell diu que ho va fer en sense voler, però només me faltava això, ara que amb la meva edat tinc tant de reuma i estic tan astròssic. Un cop de sabata a lo cucafera y sanseacabó, al galifardeu de turnu. Ell me va mirar amb la seva tendra mirada de dimoniet soez, i jo torciéndole los ojos hasia adentro a lo Jack Nicholson, le saqué la lengua en sorna, burlándome del mocosset aquell. Allabós li vai dir que l´haurien de tancar al deformatori amb altres nens salvatchas de la seva edat, per atacar als pobres ansianos que estem a les últimes. Es veu que va confondre la meva pobre ròtula per una pilota del Barça, una d´aquelles tan bunicas de colorins que vostè pot trobar a una potigueta de juguines al por mayor.
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El seu pare li va dir al nen: ¡ejcolta noi, para de fer el tontaina amb el pobre iaiu! mentrestant, en tant que així de primeres el travieso de marras va deixar de crispar-me dels nervis, va entrar a la consulta el malparit del colmado. Allà es va liar la de Cristo. Mare meva quin guirigall. El pare del noi, u sigui el sr. doctor, me va dir lu següent: deixi´ls en pau, amic meu, "no saben lo que se hasen". No veu que només son nengs? acaso no veu que son com criaturetes petitetes? què carai. Li sembla a vostè poca cosa això? La veritat, resulta que tots érem nens amb una mica de barba i una petita arrecada a ambdúes orelles... El senyor del colmado portava una miqueta de bigoti a lo Sànches-Jarra però fotia una escandalera de cuidado. A vegades ting la sansasió que la gluriossa puntada al junoll que vai rebre no era res al lado de todo lo que se montó poco después; pobretes criatures, tan cándidas e inosentes unas véses y otras tan ascarosas com un vulgarot curcó-vain de la vida; are, per a llops, dugues coses, o el bunic poble de canta-llops o el troç de lobezna ésta...
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