lunes, diciembre 31, 2007

abui és la meba bunica ono mastíca


cunpleianyos, ono mastíca, hotramente danominada f méridas

vién. sin más dilatasión paso a salebrar mi sentenario, cosa de hónvres como de hotro modo ni es ni pudo a ver sio i dar paso a mis patit culares canpanades de la puedta del asilo. hoy se puede de desir que cunplo mis sién anyillos, que ni es mucho ni es poco, hans al cuntràrit, sinple y llanada mente se trata de mi anibethsario de naixamenta. fue de ello hase como un siglo, y aqui ustedes me tienen, bibiyo i coleteando, sin rivor alguno, a saviendas que espero cunplir los dos siglos con permiso de ustédes. por si acaso tengo mi raín y mis glandes de uba preparados sifanofa para ya enpesar a desgustar junto la cupeta de caba y al lao de las tres marietas de un nuebo anyo que se abisina

viernes, diciembre 21, 2007

Los Chochitos de Salamanca no son tan pueblerinos.

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Eso seguro. Al contrario de lo que dice el grosero de Paul Krendler (Ray Liotta) en la cuarta entrega del famoso psiquiatra metido a canibal en sus ratos de ocio.
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Color blanco, sabor muy dulce pues tienen un gran contenido en azúcares, ovalados y sobretodo duros, muy duros, quizá hasta demasiado. Estan recubiertos de una fina textura de almíbar y son conocidos como chochos - charros. En particular quisiera hacer el inciso de su parecido a la tipica peladilla aunque no hay que confundirlos.
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En su dia tuve el sumo placer de catarlos y reconozco que no fueron una fiesta para mi paladar. Desde el punto de vista gastronómico diria que no son nada del otro jueves. Lo mejor es que son lisos, no tienen escamas ni pelos....por lo menos a simple vista. De hecho, un servidor recuerda que en la tienda en que nos sirvieron la típica bolsita vendida a granel (lamento el lenguaje tan escatológico por otra parte harto necesario), y pongo a Dios por testigo para que no haya dudas, el vendedor nos aseguró que si estaba capacitada mi dentadura para esos menesteres. El primero y último que probé no me partió un par de muelas de verdadero milagro. Un pobre ingenuo no experimentado en el curioso arte de catador de chochos y con un dudoso paladar hasta la fecha del corriente, desconocia por entonces que lo mejor que habia de hacer para capear aquel temporal lo más dignamente posible era lamer o chupar la superficie de aquél curioso huevo.
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No estan hechos para hincar el diente. No señor. En una famosa película se cataloga a una capital importante de los EEUU, en concreto a Washington, como gran competidora de la ciudad castellana. ¡Hasta aqui habiamos llegado! Si se trata de enfrentar a chochitos pueblerinos con chochitos de ciudad por mal camino vamos. Esto no es nada solidario. Esto es injusto. No hay derecho que esto sea mencionado ni por un pobre descerebrado que trabaja para el F.B.I. y que muestra su escasa adulación por la agente Clarice Starling ante la atenta y siempre...y siempre deconcertante mirada del insigne doctor.
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Los chochos de Salamanca aparte de ser "de ciudad", son universitarios, por tanto se atribuye una excelsa educación a tales ágapes. Lo malo, repito una vez más, es que resultan muy duros de pelar y ya no digamos de mascar. Si fueran por lo menos pelables otro gallo cantaria, sino miren, los sugus de suchard no son pelables pero por lo menos son blanditos y con sabor dulce. Quizá no tan empalagosos pero con la ventaja de tener una gama de sabores superior. Una vez más, desconozco si estos son o no pueblerinos. La verdad, tampoco eso me importa demasiado.
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Desde luego un sano capricho como cualquier otro. Emili.

martes, diciembre 18, 2007

Venimos del loro.

Es lo que pienso. No para joder las teorias evolucionistas del famoso inglés, sino porqué es lo que simplemente creo. El eslabón más dudoso seria a mi juicio el que hace referencia a las afiladas uñas en que terminan sus gruesas patitas,aunque viendo según que tipos de manos también acabaria entendiendo dicha conexión genética. La especia humana no viene del mono pero tampoco de la patata. Siguiendo con el tema por lo que respecta al pico y a las plumas sin lugar a duda descendemos de estos selváticos bichos de mil y un colores.
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Los loros viven en junglas, nosotros también; unas son de vegetación, las otras, de asfalto. Nuestra vida se desarrolla en una gran jaulita que es la ciudad en lugar de esos grandes hábitats ecuatoriales, y al igual que nosotros, se desplazan de un punto a otro tal como hacemos nosotros cuando visitamos a un familiar...o vecino, o quedamos habitualmente para vernos. Los loros gustan de vivir en sociedad, nosotros, en principio, también. En cuanto a su posición social no crean, ni ellos ni nosotros estamos muy bien organizados.
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Algunos llevan gomina, otros rímel, muchas veces nos andamos por las ramas y nosotros, yo el primero, creo que también. En estos dos puntos coincidiremos que papagayos y monos tienen mucho en común. Pasemos a hablar del tema plumas: los loros se despluman cuando les llega su época de muda. A nosotros también nos despluman cuando llega una determinada efemérides. Se puede decir que nos quedamos en plumón puro hasta que viene la bonanza económica...y pluma o pelo nos vuelve a crecer. Eso, no crean, a los solteros también puede pasarnos.
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Lo mejor, el tema del pico. Nosotros en lugar de pico tenemos boca y algunos escribimos o charramos como loros, eso si, cuando nos apetece que para eso somos animales superiores o racionales (cosa que redundando en los gobernantes sinceramente dudo); aparentemente, aunque sea para guardar las formas. Ellos tienen una hermosa colita detrás, la especie humana, delante, eso si, más cortita y situada entre dos enormes patas no curvadas sino más bien rectas, en algunos casos arqueadas, a veces también acabadas en garras para apresar por los pies cualquier víctima que se les presente, siempre que antes no se hayan cortado las uñas.
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El tema de los huevos es divertido. Estas bonitas aves ponen sus huevos en unos preciosos nidos para tener su descendencia. Los humanos del género masculino no los ponen, simplemente los prestan, me cambien el nido por un camastro. Cuando se aparejan tienen sus discusiones, viven en sus respectivas ramitas y duermen de pie a diferencia de nosotros que lo hacemos generalmente estirados. Se alimentan de granos, nosotros los ponemos en forma de alpiste en una pequeña jaulita para ver el fútbol.
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Tras largas divagaciones he encontrado el auténtico eslabón perdido en la cadena. Cualquier tertulia televisiva nos ofrece un buen ejemplo. Los loros (algunos barbudos) que abundan por los platós televisivos se chillan entre sí, solapándose sus estruendosos timbres uno encima del otro, y resulta imposible que callen. Sino pregunten por un par de hermanos de gran fama mediática.
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Lo dicho, venimos del loro.

domingo, diciembre 16, 2007

els mussol-mans ens bolen de treura la nostra bunica crús del escúdo

no ni ha darét, va homa va!!! miti busté sañore han ministradora, en devida respuesta a esta purubucasió, a este agrabío, me cumpraré un mas-turbánte y le colocaré un escudo del meu atimat Basalona. miti busté sañó Vinda Lém, busté acaso a leido el livro podqué no soi christi anu d´un sañó filòsuf anumanat Bertram Ratsél? pues jo si, però oju, are que bustés han dit achò de la meba crús de Sam Chórdi, pues jo els dich ana bustés que son luléns; i a més me siemto más catódicopostódicodrumànu que nunca hamás. névet névet névet siré un mussol-man i a totonra
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ipod sifuerapocacosa les asaguru que en tanto encuentre un Corál lo cremaré com feien els amics del nibalungu a la sagone guarra mundial. i no me siento más aspirado por esta noche asin que vuenas noches tengan ustédes... a més ni que sigui la viblía en berso pusán una rayóta badmélla anal meu bunic ascút, una rayóta tan llétchota i tan bulgar. bustés no tenan cap ni un darécho.