- Me coloco mi sombrero, cojo el látigo y el caballo y parto presto y dispuesto hacia un lugar desconocido en mi bitácora personal. Más o menos como un Indiana Jones pero a la catalana.
Salgo de Barcelona a primera hora de la mañana del sábado y junto a mis dos compañeros de viaje vamos rumbo cap a França. El tren tampoco es que sea nada del otro mundo, un cercanías Renfe que por lo menos hoy desempeña bien su cometido y nos deja en el lugar deseado.
Bajamos al andén para acto seguido coger el tren amarillo que nos debia llevar a Vilafranca del Conflent, en pleno territorio francés (Catalunya Nord). Nada más bajar de nuestro tren resulta que el enlace arranca de manera parsimoniosa y nos deja allí tirados con el agravante de no encontrar otro hasta la mañana del dia siguiente.
Resignados, el trio calavera nos encaminamos hacia el bello pueblo de Enveitg donde sabemos que hay un camping y decidimos pernoctar allí a la espera de sucesivos acontecimientos. El precio no es muy caro, 4 euros con 50 sin contar el IVA y a cambio tenemos derecho a luz, agua corriente y a un pequeño espacio de terreno para acampar.
La noche se echa encima por momentos y el frío empieza a hacer acto de presencia con lo que decidimos meternos en nuestra particular cueva.
Apenas se distinguen en la lejanía las luces de algunos pueblecitos de la Cerdanya en plena soledad y silencio del hermoso gran valle pirenaico. Echamos unas fotos más en el interior de la tienda y cada uno a "su rollo" como vulgarmente se dice, vamos disponiendo de nuestros enseres más habituales antes de descansar debidamente para afrontar la dura jornada que se nos avecina.