Entrar de gorra y sin la gorra... pero gorroneando en cualquier lugar es una de nuestras máximas aspiraciones en la vida. Ciertas profesiones te permiten todo este tipo de privilegios como por ejemplo formar parte de las fuerzas de seguridad del estado. Me conozco a más de uno... y de dos... que así me lo han confesado y lo reconocen no sin cierta sorna llena de autocrítica hacia su sector profesional. La verdad, son un par de tios estupendos y con sentido del humor, que dentro de esa sutil ironia reconocen que en 'acto de servicio' sí es justo y razonable tener esas prebendas pero que no lo es cuando así no sucede pues son ciudadanos normales como cualquier otro.
Me han llegado a decir no sin cierto orgullo (dado el caso un servidor también lo tendria), que pueden entrar gratis en cualquier lugar, desde un estadio de fútbol a una discoteca pasando por un cine. Sólo es cuestión de mostrar aquello que tan brillantemente enseñaba Don Sonny Crocket en Miami Vice cuando entraba en un garito. Entonces me pregunto yo, ¿por qué no me voy a Mollet y me apunto? sólo de pensar que puedo entrar gratis en can Barça sin tener que pagar el abono de sosi ya me "musionu". No digamos ya de ir a ver de gorra a Bruce Willis o entrar a una sala de baile; con la excusa "de aquello del servisio púmblico", ostia, ya puedo ir de aquí para allá sin pasar por caja como si tuviera la tarjeta metropolitana o carnet rosado pero sin el tinto.
Y es que "no m´en sé avenir", se mire por donde se mire son unos profesionales que aparte de estar bien remunerados, con toda esta serie de privilegios hacen de su trabajo en tiempo de ocio toda una excepción insolidaria para con el resto de profesionales de otras disciplinas. Todo tiene un límite... y es que se pasan con tanta bula profesional que así tal como suena lo escribo, pertenezcan al cuerpo que pertenezcan y sin ánimo de discriminar a ninguno... ya sean mossos, nacional, urbana, etc. etc. Si no digo esto reviento.
Emili.