Cuán injustos somos los aficionados al fútbol! Siempre nos acordamos de las rutilantes estrellas de nuestro equipo y de las no tan rutilantes, de nuestros directivos, del mister que nos llevará destino a Itaca (oi que si, señó.mestre?), del equipo rival, de la madre del árbitro, de como estará el césped a la hora del partido...incluso hasta del balón amics meus fins i tot de la pilota i del seu color, si serà groga, verd , blava o taronja com el Naranjito... de si botarà millor o pitjor, etc.
Pero este mundo en que Dios nos puso es harto injusto. Sino a ver quienes de ustedes se acuerdan de ese palito con aspecto de banderín situado en un rincón del terreno de juego, allà avorridot fins que no vingui un jugador de l'equip contrari a tirar un corner...pues gracias a ese palito con su correspondiente trapito el futbol conserva sus esencias originales. Ese pequeño poste clavado al firme con un pequeño semicirculo donde colocamos con sumo cariño ese balón.
Gran referente de los británicos por cierto. Y no son unos cualesquiera en el circo del balón. Nuestro jugador se dispone a dar unos pasitos atrás y en tres "zancás" colocará (o por lo menos intentará colocar) el esférico cerca de la porteria enemiga al efecto de intentar batirla o que la batan otros compañeros suyos. Y él sigue allí, fijo, impertérrito, como mirando la situación desde otro plano de la realidad, un plano superior yo diria.
A nuestro amado banderín, ese fiel testigo en la victoria y en la derrota, tanto le da que halla gol como saque de puerta, él está por encima de todo eso y es un tema que no le preocupa lo más mínimo. Entre otras cosas por eso te respeto, te admiro y a la vez te envidio mi querido y amado banderín.
A nuestro amado banderín, ese fiel testigo en la victoria y en la derrota, tanto le da que halla gol como saque de puerta, él está por encima de todo eso y es un tema que no le preocupa lo más mínimo. Entre otras cosas por eso te respeto, te admiro y a la vez te envidio mi querido y amado banderín.